El supertifón Fung-wong azotó el norte de Filipinas, provocando inundaciones, aludes y daños en viviendas. “Si bien el tifón ha pasado, sus lluvias aún representan un peligro en ciertas áreas”, advirtió Bernardo Rafaelito Alejandro IV, de la Oficina de Defensa Civil. Más de 1,4 millones de personas se trasladaron a refugios y alrededor de 318.000 permanecen en centros de evacuación.
Víctimas y daños
Cuatro personas murieron: una se ahogó en Catanduanes, otra murió en Catbalogan por el derrumbe de su casa, y tres niños perecieron en deslizamientos en Nueva Vizcaya. Al menos 132 aldeas fueron afectadas y unas 1.000 viviendas resultaron dañadas.
Impacto en infraestructura
El ciclón provocó carreteras bloqueadas por aludes y fuertes marejadas ciclónicas. Camiones de rescate ayudaron a trasladar a los afectados, mientras escuelas y oficinas gubernamentales permanecieron cerradas. Más de 325 vuelos nacionales y 61 internacionales fueron cancelados, dejando varados a más de 6.600 pasajeros y trabajadores de carga.
Respuesta y alerta
El presidente Ferdinand Marcos Jr. declaró estado de emergencia en las zonas afectadas. Las autoridades no reportaron desaparecidos, pero mantienen operaciones de rescate y asistencia. Fung-wong se dirige al noroeste hacia Taiwán tras atravesar Luzón con vientos sostenidos de hasta 185 km/h y ráfagas de 230 km/h.