
Trump se proclama ganador en la guerra comercial, pero ¿a qué costo?
Donald Trump firmó un decreto que impone aranceles adicionales a decenas de países. La Unión Europea y Japón enfrentan un 15 % de recargo, Canadá un 35 % y Suiza hasta un 39 %. El objetivo, según la Casa Blanca, es “reestructurar el comercio mundial en beneficio de los trabajadores estadounidenses”.
Socios presionados y mercados estables
Las amenazas arancelarias funcionaron. La UE prometió compras de hidrocarburos por 750.000 millones de dólares y Japón aumentó pedidos militares. Pese al anuncio, los mercados financieros reaccionaron con calma, interpretando la medida como un mal menor frente a una guerra comercial abierta.
Impacto fiscal positivo, pero riesgos inflacionarios
Los nuevos aranceles representan ingresos fiscales inmediatos para EE. UU., fortaleciendo la imagen de Trump como defensor del interés nacional. Sin embargo, economistas advierten: “no son los países exportadores los que pagan, sino los consumidores estadounidenses”. El aumento de precios en productos importados podría disparar la inflación y frenar el crecimiento.
¿Victoria temporal?
Mientras Trump celebra, los analistas prevén que esta estrategia proteccionista tendrá consecuencias negativas a mediano plazo. La guerra comercial puede dar réditos políticos, pero el costo económico podría volverse insostenible.