A un mes de asumir la presidencia, Rodrigo Paz enfrenta un escenario marcado por cambios rápidos en política exterior, estabilidad económica temporal y fuertes choques internos que dominaron la agenda pública.
Giro internacional y nuevas alianzas
En sus primeras horas, Paz recibió delegaciones de Estados Unidos e Israel, tras años de distancia diplomática. Bolivia había calificado los ataques en Gaza como un “genocidio”, pero el nuevo Gobierno decidió ampliar sus vínculos sin romper relaciones con Cuba, Venezuela o Nicaragua. Bajo la consigna “Bolivia al mundo y el mundo a Bolivia”, el Ejecutivo promete diálogo con todos.
Economía: alivio momentáneo sin reformas estructurales
La normalización del diésel y la gasolina, junto con la caída del dólar paralelo, generaron una sensación de tranquilidad. Sin embargo, economistas advierten que es una estabilidad engañosa. La crisis de fondo —la caída de ingresos por gas, el déficit fiscal y la presión sobre reservas— sigue presente. Los ajustes profundos, como liberar el tipo de cambio o revisar la subvención a combustibles, fueron postergados hasta marzo.
Contradicciones y créditos externos
Paz había prometido evitar más deuda y “ordenar la casa”. Aun así, viajó antes de su posesión a negociar créditos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (Banco Mundial) y la CAF (CAF). Hasta ahora aseguró 550 millones de dólares y busca hasta 9.000 millones más.
Choques con el vicepresidente y tensión política interna
El conflicto más fuerte del primer mes fue con el vicepresidente Edmand Lara, quien llegó a llamar “mentiroso” y “cínico” al presidente. Analistas señalan que el binomio se formó sin compatibilizar visiones ni programas. Lara, con gran presencia en redes, se ha convertido en un opositor interno con alta influencia pública.

El desafío del voto popular
El Gobierno ganó con el apoyo del “bloque popular”, pero analistas advierten que las primeras medidas no han estado en equilibrio con estos sectores. El reto mayor de Paz será mantener ese vínculo antes de aplicar ajustes económicos que podrían generar tensiones.