El régimen de Nicolás Maduro lanzó una millonaria campaña de propaganda para contrarrestar el anuncio de la fiscal estadounidense Pamela Bondi, quien elevó a 50 millones de dólares la recompensa por su captura. Afiches, camisetas, concentraciones y mensajes inundan las calles y redes, con participación obligada de Fuerzas Armadas y empleados públicos.
Control mediático y respaldo militar
Maduro aparece junto a los ministros Vladimir Padrino López y Diosdado Cabello, exhibiendo apoyo militar y policial. En redes y medios oficialistas se distribuyen mensajes coordinados para reforzar su imagen y distraer con temas como el Esequibo.
Ola de detenciones y represión
Paralelamente, aumentaron las detenciones de opositores. Entre ellos, el excomisario Omar Vázquez Lagonel, acusado de conspiración, y la activista Martha Lía Grajales, imputada por “incitación al odio” y “asociación ilícita”. Se denuncian desapariciones temporales, suspensión de visitas a presos políticos y acoso a defensores de derechos humanos, como las hermanas Andreina y Margareth Baduel.
Reacciones internacionales
Organismos como el Alto Comisionado de la ONU y las Madres de Plaza de Mayo exigen la liberación de los detenidos y el fin de la persecución.