Bolivia sin rumbo: una nación con visiones desenfocadas

En Bolivia, la desconexión entre la política y la ciudadanía parece más marcada que nunca. Mientras unos sectores viven de espaldas a la crisis —ignorando la inflación, la escasez de dólares y el encarecimiento de la vida— otros la sienten cada día, con salarios que no alcanzan, alimentos que suben de precio y oportunidades que desaparecen. Este divorcio de visiones impide construir un proyecto común de país.

Ceguera política y decepción ciudadana

La dirigencia política, tanto vieja como nueva, permanece anclada en disputas personales y campañas sin propuestas. No proyectan futuro, ni ofrecen soluciones reales, ni entienden que la unidad es clave. En cambio, la ciudadanía desconfía de todos los bandos, desgastada por años de promesas incumplidas y corrupción reciclada. Ya no cree en las elecciones como herramienta de cambio.

Una democracia en riesgo

Sin visión ni diálogo, Bolivia camina fragmentada. La democracia pierde credibilidad, la política se vuelve espectáculo, y el país se queda sin horizonte. “Menos caudillos y más república”, pide el autor Johnny Nogales Viruez, alertando que si no se corrige la mirada colectiva, el país seguirá descoordinado, dividido y sin dirección.

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