El infonauta

Maduro se esconde y refuerza su seguridad con custodios cubanos ante temor de un ataque de EE.UU.

Nicolás Maduro ha cambiado su rutina diaria, sus teléfonos y los lugares donde duerme. Según fuentes cercanas al gobierno venezolano, el mandatario teme un ataque de precisión o una incursión de fuerzas especiales de Estados Unidos. Por eso, ha reforzado su seguridad y ha delegado tareas clave en agentes de inteligencia de Cuba, su aliado más cercano.

Cuba asume un rol más profundo
Para reducir riesgos de traición, Maduro amplió la participación de guardaespaldas cubanos y sumó más oficiales de contrainteligencia de La Habana dentro del ejército venezolano. Estas medidas se intensificaron desde septiembre, cuando Estados Unidos comenzó a desplegar buques de guerra y a atacar embarcaciones que, según la administración Trump, movían drogas desde Venezuela.

Maduro intenta mostrarse calmado
Pese al clima de tensión, en público Maduro actúa con normalidad. Aparece sin previo aviso en actos, baila y publica videos propagandísticos. Sin embargo, ha reducido eventos programados y transmisiones en vivo. Ahora prefiere mensajes grabados y apariciones improvisadas.
“¡Fiesta mientras el cuerpo aguante!”, dijo en un mitin reciente en Caracas, donde incluso un francotirador vigilaba el escenario.

Washington aumenta la presión
La administración Trump acusa a Maduro de liderar un “cártel narcoterrorista”. También ha explorado escenarios diplomáticos. Ambos gobernantes hablaron por teléfono el mes pasado y discutieron condiciones para una posible reunión. Según The New York Times, este año hubo conversaciones secretas sobre una salida negociada, pero no se logró ningún acuerdo.

Un líder que ha sobrevivido a todo
Maduro enfrenta este conflicto con 12 años de crisis a cuestas. Ha superado caída económica, protestas masivas e intentos de golpe. Sus detractores lo ridiculizaron por errores mediáticos, como el “Mangocidio” o el mensaje “Nicolás Maduro, mámala”. Pero su habilidad para tejer alianzas lo mantuvo en el poder.

Crisis de legitimidad creciente
La represión, el control militar y la eliminación de contrapesos democráticos sostienen su gobierno. Ignoró el resultado electoral del año pasado y bloqueó revocatorias anteriores. Para ex funcionarios como Andrés Izarra, el mayor problema del régimen es evidente: “Viven en la negación total de que el país los rechaza”.