Rodrigo Paz y Edmand Lara juraron como presidente y vicepresidente de Bolivia, en un contexto marcado por la crisis económica, el endeudamiento y los escándalos de corrupción. En su primer mensaje, Paz afirmó que no habrá tolerancia frente a los actos corruptos, ni entre las autoridades salientes ni en su propio gabinete. Su discurso fue visto por analistas como una señal de optimismo y voluntad de transformación en medio del caos institucional.
Un país con heridas económicas profundas
El nuevo mandatario hereda un país con una deuda externa que ronda los 40.000 millones de dólares y un déficit fiscal que podría superar el 11% del PIB. Además, las exportaciones de gas dejaron más de 60.000 millones de dólares cuyo destino no ha sido esclarecido.
El economista Fernando Romero advirtió que “la economía boliviana atraviesa una de las peores crisis de los últimos 40 años”, con recesión del 2,4% en el primer semestre de 2025. Sin embargo, reconoció que el gobierno ha dado señales de reacción inmediata frente a la escasez de combustibles, con la llegada de cisternas de diésel y gasolina.
Un Estado que busca ser facilitador
Romero destacó que el discurso de Paz apunta hacia un modelo promercado y de apertura a la inversión privada. “La reunión con empresarios y el interés en atraer capital extranjero son gestos claros de un Estado que quiere ser facilitador y no controlador”, señaló. No obstante, advirtió que la efectividad dependerá de revisar normas como la Ley de Diferimiento de Créditos, que aún reflejan una intervención estatal fuerte.
Según el analista, si el nuevo gobierno busca un “capitalismo para todos”, deberá garantizar acceso a créditos sin imponer obligaciones desmedidas a la banca privada.
Corrupción y justicia: los grandes desafíos
El jurista Esteban Ortuño resaltó que la lucha contra la corrupción será un pilar fundamental, aunque los resultados no serán inmediatos. Recordó que casos como el Fondo Indígena “dejaron sensación de impunidad”, y ahora la población espera señales de justicia real. Sugirió además renovar el Tribunal Constitucional Plurinacional para recuperar la confianza institucional.
Optimismo y acción inmediata
Para el politólogo Marcelo Silva, el optimismo de Paz se refleja en su disposición a enfrentar los problemas sin demoras. “Ha dado respuestas rápidas, especialmente ante la falta de carburantes. Eso muestra voluntad y realismo frente a la crisis”, afirmó.
Silva considera que el nuevo gobierno tiene una lectura cercana a la realidad y está trazando una ruta de decisiones concretas para superar la coyuntura económica.