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CEDLA alerta: Bolivia vive una crisis energética estructural y depende cada vez más de importaciones

El Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) advierte que la escasez de combustibles en Bolivia no es un problema temporal, sino el reflejo de una crisis estructural del modelo energético. Según el investigador Carlos Arze Vargas, la producción nacional de gas natural cayó más del 40% entre 2014 y 2023, lo que obligó al país a importar el 42% de la gasolina y el 86% del diésel que consume.

Consumo ineficiente y subsidios insostenibles
El informe señala que el consumo energético es altamente ineficiente: el 74% se destina al transporte y a sectores no productivos. Entre 2005 y 2023, el parque automotor pasó de 536.000 a más de 2,4 millones de vehículos, impulsado por subsidios y políticas permisivas con las importaciones.

Matriz contaminante y sin rumbo sostenible
Más del 90% de la energía primaria proviene de fuentes fósiles. En 2023, el 70% de la generación eléctrica fue térmica, mientras la hidroeléctrica cayó al 19,4%. Las emisiones de CO₂ casi se duplicaron, alejando al país de los compromisos ambientales.

El CEDLA advierte que las propuestas políticas se centran en aumentar la producción de hidrocarburos, sin abordar la eficiencia ni la transición hacia energías limpias.