La política boliviana y la vecindad: ¿otra vez culpa de Kiko?

La historia de la salida de Quico de “El Chavo del 8” en 1978 ha vuelto a resonar tras el estreno de la serie “Chespirito: sin querer queriendo”. Pero más allá de la nostalgia, su paralelismo con la política boliviana actual es inevitable. Como entonces, hoy también “la culpa es de Kiko”.

Así como Villagrán creyó que su éxito era mérito propio y rompió filas con Chespirito, en la política boliviana actual hay quienes abandonaron el frente de unidad, convencidos de su brillo personal. Uno se alió con “Don Ramón”, otro buscó a “Ñoño”, y no faltó el “Profesor Jirafales” que, elegante y teatral, sumó a un “Godínez” que enseña más los puños que propuestas.

En esta vecindad política, ni “el Chevo” pudo quedarse. Legalmente inhabilitado, su heredero político busca indulgencia mientras evade rendir cuentas. Y el pueblo, como siempre, atrapado en la tragicomedia.

A tres semanas de las elecciones, la incertidumbre reina. La única salida parece ser un gobierno de transición que sanee el sistema electoral y permita el ingreso de nuevos líderes.

“Estamos acostumbrados a ver al poderoso como si se tratara de un gigante, sólo porque nos empeñamos en mirarlo de rodillas. Ya va siendo hora, de ponerse de pie”.

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